1. Dar prioridad al agro, el turismo, las economías solidarias y las PYMES, orientando nuestra economía a generar empleos para los millones de peruanos que los necesitan. Hay que facilitar el crédito, ampliar los mercados en el país y en el extranjero, brindar tecnología e información, y capacitar a los jóvenes y a los trabajadores. La concertación con las organizaciones gremiales y empresariales es clave para que el estado les resuelva problemas en vez de creárselos.

2. Planificación para un desarrollo descentralizado, de tal manera que logremos que la economía se fortalezca sobretodo fuera de Lima. Para ello, se debe promover la creación de empresas industriales y de valor agregado en las regiones. La infraestructura de puertos y transportes, y la energía y el gas, que son bases fundamentales del desarrollo económico, tienen que responder a los intereses nacionales y no privatizarse bajo esquemas corruptos.

3. Ampliar el mercado interno de tal manera que la industria y el agro nacional puedan vender más y a mejores precios. Para ello se necesitan salarios justos y derechos laborales de tal manera que el progreso económico llegue también a los trabajadores y así estos puedan comprar más a los productores peruanos. Las importaciones subsidiadas facilitadas por los TLCs, que se comen nuestro mercado interno y trae crisis al agro y la industria textil, deben ser controladas.

4. Redistribuir el ingreso mediante impuestos mayores a quienes concentran la riqueza, para multiplicar el presupuesto orientado a mejorar la educación, la salud y las carreteras. Junto con impuestos a las sobreganancias mineras y una mayor fiscalización sobre las grandes empresas que hoy deben cientos de millones en impuestos, hay que reestablecer el impuesto a las grandes propiedades y herencias.

5. Amistar la economía con la ecología, evitando los daños ambientales y promoviendo negocios sostenibles. Normas estrictas de protección del medio ambiente deben ir de la mano de la promoción de los bionegocios, como el procesamiento de plantas naturales, el aprovechamiento del ecoturismo y la exportación de productos orgánicos. La investigación científica y tecnológica debe apoyarse con fuerza, sobretodo la orientada a conocer y aprovechar nuestra biodiversidad.

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El último comentario de Antonio Zambrano, a la nota de Pedro
Francke“¿SE PUEDE SER SOCIALISTA HOY?”, me suscita una reflexión
respetuosa, pero firme.

En las épocas de mi juventud, en los 60s, para la izquierda,  sobraban
los paradigmas (la URSS, China, Cuba, Corea, Vietnam, Camboya, los
países del Pacto de Varsovia, Yugoslavia, Albania, Libia) y el debate
entre los partidos era sobre cuál era más cercano al modelo de
socialismo auténtico, entre estalinistas, trotskistas, maoístas,
titoístas, castristas, y partidarios de Enver Hoxha, Kim Il Sung, Ho
Chi Min o del Kmer Rouge.
Pero. la caída estrepitosa de los estados socialistas, post Muro de
Berlín, dejaron a la izquierda sin ninguno de esos paradigmas (salvo
Cuba, envuelta en continuos debates, sobre sus méritos y taras).

Antes de 1990, el debate entre los partidos socialistas/comunistas era
sobre cuál era la estrategia más eficaz para llegar al poder. Una vez
que se derrotase al aparato militar capitalista, vendría -en ayuda del
flamante país socialista- el “internacionalismo proletario” de algunos
de esos estados socialistas.

Posteriormente a la caída del muro, la duda era totalmente distinta:
si tomamos el poder ¿cómo lo mantendremos?, ¿será posible destruir las
bases capitalistas de la sociedad y construir un modelo socialista
sostenible?

La globalización (resultante tanto del boom tecnológico como del fin
de un mundo bi-polar) no solo creó un escenario de exacerbación de las
desigualdades en el mundo, creó también la certeza de que no basta con
adoptar nuevas estrategias para tomar el poder, sino un tema más
trascendente ¿Qué modelo de sociedad vamos a construir?

En ese contexto, la pregunta de Pedro Francke “¿SE PUEDE SER
SOCIALISTA HOY?” no solo es válida, sino que formula el tema vital en
el que debemos estar de acuerdo: No podemos combatir “la desigualdad
social eliminando la propiedad privada”, debemos buscar la
construcción de una sociedad equitativa e inclusiva, respetando las
reglas de juego democráticas y la propiedad privada.

¿Es posible ese camino? Esa será la creación heroica del partido, en
el que debemos poner nuestros mejores esfuerzos.

Pero, regresemos al principio, decía que lo que me motiva a intervenir
en el debate es el comentario de Antonio Zambrano. Y voy a decir lo
que pienso con respeto y convicción.

Ante la crisis de los paradigmas, un socialista tiene dos caminos:
acepta el camino “insider”, menchevique, de respeto de la democracia
burguesa, o busca una alternativa anti-sistema, construir un paradigma
propio. En el caso de Antonio Zambrano, su paradigma es la Comuna de
París.

No es la primera  vez que lo dice (en realidad, es la tercera), lo que
ratifica la convicción de su opinión. Hace unas semanas escribió “yo
pienso que el *socialismo que realmente existió, fue el de la ‘comuna
de parís’, el de el gobierno de coalición comunista y anarquista
previa a la Guerra Civil Española, la Revolución rusa entre el 17 y el
23, la Revolución Zapatista, el proceso con Allende”.

Ahora nos dice “el Socialismo actual…debería ser fruto e hijo de…la
Comuna de Paris”.

Lo que me preocupa es que la Comuna de Paris fue una rebelión popular
que, si bien fue liderada por comunistas y anarquistas, fue un
movimiento inorgánico, autárquico (cada distrito tenía sus propios
dirigentes, políticas, soldados) y carente totalmente de
sostenibilidad. Por eso, sus medidas fueron de reivindicaciones
menores, no eran parte de un programa de gobierno. En pocas palabras,
espontáneo y sin dirección, ni estrategias para consolidar un
gobierno.

¿Qué podemos rescatar de la experiencia? ¿Estrategias para tomar el
poder?¿Formas de construcción de un estado socialista?
Lamentablemente, la respuesta es dos veces no

Resulta una experiencia tan romántica como lo fue la gesta del Che en
Bolivia, nos inspira emoción y respeto, son ejemplos de valentía y
entrega, pero totalmente inútiles para transformar la sociedad.

Le pido a Antonio que reflexione sobre lo que queremos: no un
socialismo que sea un “pustch”, que dure días, semanas o meses, sino
un trabajo continuo, una “guerra de posiciones”, dentro de la
democracia, para forjar un partido que obtenga el respaldo ciudadano
suficiente para llegar al poder y construir una sociedad justa.

Miguel Mejía

“Cuando plantamos árboles, tengo que hacer recordar constantemente a todos que los árboles que están cortando hoy no fueron plantados por ellos, sino por quienes les precedieron. Por ello, tienen que plantar los árboles que beneficiarán a las comunidades en el futuro.”
Wangari Maathai - Premio Nobel de la Paz
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"Si supiera que el mundo se ha de acabar mañana, yo aún plantaría un árbol hoy."
Martin Luther King, Jr.

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"Los modales son la estética de la ética, la belleza en el trato indica el cuidado que tenemos por el otro.”
Constantino Carvallo Rey
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"Todavía no existe una alternativa revolucionaria diferente cuajada. Requiere esfuerzo de creación, están allí sus elementos pero no puede crecer liderada por profesionales de clase media.”
Alberto Flores Galindo
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"Tal vez sea ya evidente, pero como quiera lo remarco: También me cago en las vanguardias revolucionarias de todo el planeta"
Subcomandante Marcos



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